jueves, 6 de mayo de 2010
Raul Tejada Palacios
Soy Raúl Tejada Palacios, nací en Castejón (Navarra) y siento el Instituto de Alfaro como algo propio, ya que en él he vivido todas las facetas por las que puede pasar un profesional de la enseñanza, fui alumno allá por los años 60, después profesor y jefe de estudios, y durante todos estos años le he visto evolucionar, ampliarse, colorearse y avanzar en el aspecto tecnológico.
Puedo hablar de los momentos actuales o bien retroceder en el tiempo y recordar el pasado, creo que me quedaré en este último capítulo y ya habrá ocasión para escribir sobre el presente que entonces será pasado.
La vida estudiantil entonces era alegre, sana, sentíamos muchas ganas de vivir, hacer deporte y también de aprender (no tanto), pero a veces era difícil o muy difícil dependiendo de donde fueras; nosotros, los castejoneros, lo teníamos más fácil que los de La Aldea, que venían en bicicleta, pero más difícil que de los de Alfaro.
Salíamos de Castejón a las 7.25 horas en un tren de los de entonces, con asientos de madera, sin calefacción y en el que algunos días hacíamos un poco de fuego para calentarnos (¡qué peligro!); llegábamos al Instituto a las 7.45 y allí nos esperaba el conserje (Luis Parra), que nos llevaba a un aula en la que toda la calefacción que había era una estufa de petróleo, para hacer un rato de estudio. Frío y mas frío hasta las 8.30, hora en la que salíamos al campo de fútbol La Florida del C.D. Alfaro para poder comer un bocadillo que nos sabía a gloria. A las 9 en punto sonaba el timbre y teníamos que “formar” en las columnas que llevan a la cantina, donde D. Manuel Izal y el profesor de guardia nos hacían rezar unos instantes y a continuación cada uno a su aula, que nuestra energía juvenil caldeaba un poco, para comenzar las clases del día.
Recuerdo, como si fuera hoy mismo, un día en el que se rompió un cristal de la ventana del fondo de mi clase y como mi apellido era el que era… me tocó aguantar durante 4 días todo el frío del exterior (combatido con guantes y pasamontañas…) hasta que de Tudela nos trajeron el dichoso cristal. A veces hay pequeños detalles que jamás se olvidan aunque no tengan, aparentemente, importancia alguna.
Cuando a las 18.25 h. acababan las clases (teníamos clases por las tardes), bajábamos a la estación para coger el tren correo de vuelta a casa, pero había días que traía un retraso de hasta 3 horas y es entonces cuando decidíamos caminar por la banqueta de la vía para llegar a Castejón sobre las 20.00 h, cenar, estudiar un poco, hablar con la familia (no había televisión) y vuelta a empezar al día siguiente a las 7 de la mañana.
La enseñanza que se impartía entonces en Alfaro era la de un Bachiller Laboral, incompleto por la falta de materias de humanidades pero con buena preparación en otras y sobre todo, creo yo, una excelente destreza manual, con los talleres de mecánica, electricidad, carpintería… que personalmente me sirvió para manejarme en la carrera de Químicas.
Guardo un recuerdo cariñoso de los compañeros de clase y en especial, de aquellos con los que en mi vida profesional o deportiva he tenido mayor trato, como Florencio Alonso, Toño Palacios, Fermín Lucas, los hermanos Cárcar ….
A los profesores les recuerdo a todos, Antonio Castillo, Joaquín Ausejo, Antonino Burgos, Antonio Sanz, Eugenio Casas, Pedro Fernández, Concepción Díaz, Emilio Bustamante, D.Manuel Izal, Luis Alvarez Dieste, José Luis Vicente,Jesús Palacios, José Ramón Jiménez, Raúl Tejada, Mª Luisa Martínez, Fernando Ferreró, Basilio Aguirre, Manolo Arpón y de todos ellos me quedo con lo mejor de cada uno y he olvidado lo demás.
A veces vienen a mí cabeza imágenes imborrables, como el famoso tractor, los talleres, los laboratorios, los baños en la piscina y las comidas con los alumnos de la residencia en la cantina, que con tanto esmero y cariño la buena María y su hija Amelia nos servían.
Todos estos recuerdos llenos de emoción se mezclan con los de mi vida actual de profesor y me hacen pensar que me alegro de haber vivido y seguir viviendo en este Centro, que es mi Instituto.
Un abrazo para todos y muchas gracias a Mª José por esta idea.
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me gustaria contar con el correo, soy un colega de Quimicas de Oviedo, el unico correo que tenemos es el que tenias en @terra.es
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