lunes, 22 de marzo de 2010

Isabel Lavilla


Querido Instituto:
He recibido vuestra carta en la que me pedíais que removiera mis recuerdos, vivencias, nombres etc. y no os podéis imaginar como se me han agolpado en mi cabeza, ni yo misma era consciente de lo vivida que fue para mí esa etapa de mi vida.
Así que ahí va mi relato, porque escribir es algo que siempre me ha gustado.
De la uva sale el vino Y de la oliva el aceite Y del instituto salen ¡ay! Mujeres inteligentes. Del femenino se quejan Todos los profesores... Pero en el fondo comprenden ¡ay! Que somos de las mejores...
Ya no sé si me lo he imaginado o de verdad inventé yo la letra, por si acaso, no lo aseguro, de lo que si estoy segura es de haberla cantado en un montón de ocasiones, siempre que teníamos fiesta; esa y otras muchas canciones, porque me encanta cantar y sobre todo reír.
Soy Isabel Lavilla Martínez, tengo 52 años, soy de la la Promoción Femenina del Instituto, por entonces yo tenía 11 años, y toda una vida por descubrir. Empezamos en La Abadía. Hice todo el bachillerato. no era de las brillantes, pero sí trabajadora. Mi curriculum es:
A los 21 empecé la carrera de esposa en Tudela, aún no la he terminado estoy en ello, no tengo matriculas de honor pero voy aprobando; he conseguido muchos créditos. Pues he hecho varios master: administración del hogar (lo hago bastante bien); psicóloga familiar (se me da bien escuchar y hablar con los míos); enfermera (no dejo que nadie en casa se ponga enfermo); dietista (cuido de la alimentación de los míos con mimo); cocinera (mejor que Arguiñano); geriatría (he cuidado a mis suegros con mucho cariño y paciencia); relaciones humanas (se me dan muy bien, tengo amigos estupendos); soy secretaria de mi marido, del tema "papeles" me ocupo yo; aparte de pintora (de brocha gorda claro), electricista y un poco de fontanería...
La carrera de madre la empecé a los 23, esta también es difícil pero gratificante, requiere un esfuerzo extra, pero queda pagado con un solo beso, una sonrisa o
un te quiero mamá, he sido y sigo siendo catequista de mis dos hijos desde la la comunión hasta confirmación, todo un proceso que nos ha enriquecido a ambas partes. Bueno quizás os preguntéis porque os cuento todo esto, pues bien, haber si me explico, soy una persona honesta, alegre, trabajadora y trato de ser cada día mejor persona porque de alguna manera vosotros mis profesores y mi familia, por supuesto, influisteis en mi vida y soy el resultado de ese proceso, me educasteis en valores, mi familia me inculcó el amor, mi forma de ser ordenada, el ser yo misma, la fe en Dios y otros muchos que no voy a enumerar, y vosotros profesores, la responsabilidad, el trabajo, el compañerismo, el respeto.
Mi familia y mi instituto fuisteis pilares en la formación del edificio de mi persona, ha habido mas pilares en mi vida. pero estos fueron fundamentales y así lo siento.
Me preguntáis si recuerdo profesores, pues creo que los recuerdo a todos, así como el pastor conoce sus ovejas, ellas también lo conocen, los recuerdo con sus peculiaridades, que no se ofenda ninguno, los recuerdo con cariño:

Luis Álvarez Dieste (mi profesor de francés)
Pilar Novales (me gustaba mucho y también a Fernando)
Fernando Ferrero (era genial)
Raúl Tejada (quería más a los listos)

Chiti (física y química, y sus historias)

Rafael Huerta (dibujo)
Antonio Sanz (estricto con las normas, sobre todo odiaba los lapiceros que se quedaban pequeños)
Antonino (historia, imponía respeto)
Milagros Larraz (latín, como se lo curraba)
Matilde Romanos (que tablas de gimnasia)
Mª José Martínez Landa (sustituyó a Matilde, v lo hizo estupendamente)
D. Narciso (religión)
D. Manuel Izal (para mí entrañable)
Mª Luisa Martínez Milagro (geografía, era buenísima)
D. José Ramón (nos explicó el tema de la reproducción con las ovejitas)

A mis compañeros también los recuerdo, algunos no los he vuelto a ver, a veces pienso en ellos, me encantaría volver a verlos y saber de sus vidas. Recuerdo a muchas compañeras del Amor Misericordioso, que cosas nos contaban, que vidas tan complicadas tenían. Yo les escuchaba historias muy tristes pero enseguida las animaba y pasábamos de la tristeza a las risas a velocidad de vértigo.
También recuerdo a los que subían de Castejón, a los de Rincón (que brutos eran, mira que para decirlo yo). Algunos de ellos, son mis mejores amigos actuales, la amistad que empezó entonces sigue.
Os podría enumerar a muchos pero no sé si debo hacer lista pues seguro que me dejaría a bastantes. Me duele recordar a mi queridísima amiga Carmela Francés, murió al dar a luz a su hija Raquel, me emociona mucho pensar en ella nos queríamos muchísimo, flor firme y serena fuiste, toda tu vida buena, hiciste la dicha de todos con tu callada apariencia, mas tu muerte bien sonada fue, pues diste tu la vida para que ella pudiera nacer, es la primera vez que digo a nadie este poema que escribí el día que murió, salió de mi alma tal y como lo sentía, lo siento, esto me duele, pero ya está superado.
También hice un amigo muy especial y sigue siéndolo, Rubén Gonzalo Espinosa, mi amiga de siempre Ma Jesús Álvarez, mi amigo Miguel Castillo que nos decía que se iba a ir a un barco y le decíamos: ¿pero si eres carnicero, de dónde te ha venido la vocación'?, por cierto, es capitán de barco. Emilio Barco que debe estar por el gobierno de Logroño, creo, Aznar el más listo de clase, Pedro Carretero, Elisa Aguirre, Belén los Santos, y un largo etc.

Recuerdos:

La Abadía y como hacíamos el pino en los baños a todas las horas, nuestros cambios de ropa para la gimnasia, el patio, los partidos de baloncesto con sus faltas (yo a montones), los partidos de balón prisionero, las carreras. Y también si alguien me recuerda, mis canciones de Manolo Escobar en las duchas, en la barra de equilibrio, en cualquier sitio, mis chistes, mis imitaciones de Rodríguez de la Fuente, de Alfonso Sánchez el locutor de televisión, y de muchos más.
Mas tarde nos pasaron al instituto con los chicos, que movidas hasta que nos pusieron juntos, que novedad entonces, como nos gustaba estar con ellos y como nos molestaban cuando ya estaban con nosotras.
Me preguntáis si recuerdo algo de las instalaciones del centro, pues recuerdo el gimnasio, los potros, el plinto con muchos cajones, la cuerda para subir, eso era hacer gimnasia... ¡ah! Y la profesora por delante, y las tablas de gimnasia ...Y...uno, dos, Y...tres, cuatro, ja, ja, ja.
Recuerdo las aulas, las ventanas a la izquierda y los armarios empotrados a la derecha, y con sol, mucho sol. Los pasillos con mi amiga Chus, muertas de risa. Hubo un tiempo que nos llamaban S. Felipe y Santiago por eso de ir juntas a todo, debía ser. Pero no soy capaz de recordar más que vagamente secretaría y la capilla para nada. Será que mis vivencias fueron más con las personas que con las cosas.
Recuerdo a Parra, nuestro celador, los recreos en la Florida.
Recuerdo las recomendaciones de nuestro profesor de matemáticas, "estudiar siempre con papel y lápiz". Y la de lengua, "el diccionario siempre al lado". Estas frases se las repetí incansable a mis hijos, cuando me preguntaban que significaba esta o aquella palabra, ya sabían de antemano la respuesta, "BUSCA EN EL DICCIONARIO
Son cosas que se graban a la vez que esos valores que hemos ido adquiriendo, en el conjunto de nuestras vivencias y experiencias.
Recuerdo a Ferrero gritándonos "BURRAS..." si seguís así vais a trabajar limpiando los váteres en la fábrica de chorizos Revilla. El puntito que dibujaba en la pizarra, diciendo, aquí están ustedes junto al más tonto del mundo, y otro punto en el extremo contrario del encerado, y nos decía, aquí alejado de ustedes YO. Cuanto nos hemos reído imitándolo gritando y cuanto le queríamos a pesar de sus rarezas. Era su forma de dar la clase lo aceptábamos así, sin más, nadie se acomplejaba, ni traumatizaba, se dirigía al conjunto.
Si soy- sincera os diré que puede que también habría cosas negativas, decepciones, momentos tristes, relaciones que no resultaron, fracasos. Pero la verdad es que mi memoria los ha borrado y solo me han quedado los momentos especiales, lo entrañable, lo mejor de aquella etapa, en la que aprendí que todos somos diferentes, únicos, que todos tenemos nuestras luces y nuestras sombras, que no se debe juzgar a nadie, que siempre debemos ponernos en lugar del otro.
Aprendí a ver lo mejor de los demás. Aprendí que los listos no son los mejores. Aprendí que no se debe menospreciar a nadie. Aprendí que trabajar era lo más importante si querías superarte. Aprendí que en la variedad de un grupo está la riqueza.
Aprendí a distinguir a un amigo, de un compañero, de un conocido...
Aprendí a encajar las contrariedades, que a todo el mundo no le puedes gustar, y a perfilar como quería ser yo el día de mañana.
Aprendí o mejor dicho entendí que todas las personas que he conocido forman parte del entramado de mi vida y eso en conjunto me encanta.
Yo os quería profesores y fuisteis partícipes de la construcción de lo que soy ahora, gracias por ello.
Bueno espero que mis vivencias os sirvan para cual sea el objetivo por el que se me ha enviado esta carta, me alegro de que hayáis recordado mi nombre. Siento no poder ayudaros con las fotos, eran tiempos en que eso era un lujo, seguro que algún compañero/a tienen alguna, me encantaría verme en alguna.
Un abrazo enorme para todos los que me conocieron y sobre todo para ti Ma José, mi enhorabuena, que tengas una feliz jubilación, te la mereces.
Firmado: Isabel Lavilla

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